domingo, 28 de septiembre de 2014

PRECURSO E INNOVADOR DE LA ARQUITECTURA EN MÉXICO: el padre de mi primera novia!

Semblenza, Alemania; 20 de febrero de 1903 - † México, D. F.; 5 de abril de 1980) fue un Arquitecto, Historiador de Arquitectura y Profesor mexicano.
Nació en Coblenza, Alemania y estudió en las Universidades Técnicas de Darmstadt, Múnich (donde fue discípulo de Heinrich Wölfflin) y Berlín. En esta última estudió bajo la dirección de Hans Poelzig, graduándose como ingeniero-arquitecto en 1926, dentro de la mejor cultura expresionista alemana. A los 23 años, Cetto se halla inmerso en su primer gran periodo productivo. Por recomendación de Poelzig, trabaja en Fráncfort dentro del equipo del arquitecto y urbanista Ernst May. Durante la República de Weimar proyecta y construye una serie de interesantes obras.
En 1932 participa en el célebre concurso internacional para el edificio de la Liga de las Naciones en Ginebra. Su proyecto es considerado por Sigfried Giedeon como el mejor de los presentados por los arquitectos alemanes, y ello le mereció ser invitado como miembro fundador del Congreso Internacional de Arquitectos Modernos (CIAM).
Entre 1930 y 1937, con el ascenso del fascismo, se verá impedido de trabajar en Fráncfort y dirigirá una ácida carta al doctor Goebbels, criticando inteligentemente la política cultural del Tercer Reich. Al morir Poelzig, Cetto decide viajar a los Estados Unidos, donde frecuenta a Frank Lloyd Wright, trabaja con Richard Neutra y, al año siguiente, se muda a México, donde se establece definitivamente hasta adoptar la nacionalidad mexicana en 1947. A su llegada a México colabora con el Arq. José Villagrán García y proyecta diversos edificios y casas para Luis Barragán Morfín; a él se deben muchos de los mejores aportes de la arquitectura de Barragán entre 1938 y 1947. Con Jorge Rubio proyecta y construye el hotel y balneario de San José Purúa, excelente ejemplo de adecuación al medio y respeto a la naturaleza.
En 1965 inicia su ejercicio docente en la Escuela Nacional de Arquitectura (ENA) de la UNAM (hoy Facultad de Arquitectura).
Además de una afinidad natural por lo mexicano, contribuyó de manera decisiva a la arquitectura mexicana al incorporar elementos europeos. El respeto por la naturaleza que lo caracterizaba y que afianzó con Neutra es evidente en su manera de conciliar el entorno rocoso con la arquitectura del Pedregal de San Ángel en la Ciudad de México, donde colaboró con Luis Barragán, y construyó un buen número de residencias, todas en bella armonía con el agreste entorno natural.
En 1966 ganó el primer premio compartido en el concurso para el Museo de Berlín (International Competition for a Museum of Art in West Berlin).
Fue profesor de arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México, de 1965 a 1980.
Max Cetto estuvo casado con Catarina Kramis, madre de sus tres hijas: Verónica, Ana María (una de las científicas mexicanas de mayor renombre) y Bettina Cetto.
En homenaje a este arquitecto, uno de los talleres de la Facultad De Arquitectura de la UNAM lleva su nombre.

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Importancia y trascendencia de su obra

En el desarrollo de la Arquitectura de México no intevino de manera decisiva la acción personal de arquitectos extranjeros; más bien, la influencia de los grandes innovadores llegó por otros conductos. El país carecía de una superestructura que hubiera favorecido el que arribaran de Europa, en huida de la Segunda Guerra Mundial, destacadas figuras, como en el caso de Estados Unidos.
No obstante, en 1939 arribó a México el arquitecto Max Cetto, un aventajado discípulo de Hans Poelzig, bajo cuyos principios realizó una interesante labor en diversos lugares de Alemania.
Cetto provenía de San Francisco, California, donde trabajó con Richard Neutra. La obra que realizó al llegar a México está constituida básicamente por edificios residenciales, con los que contribuyó a dar a la arquitectura mexicana un carácter propio, contrario a la corriente internacional adoptada.
La presencia de tan afamado arquitecto en el país fue favorable, pues con talento y fina sensibilidad consiguió aprovechar su experiencia europea al adaptarla a las circunstancias que aquí encontró, entre otras las técnicas tradicionales de trabajo y los materiales. Su intervención constructiva en el fraccionamiento Jardines del Pedregal le permitió adaptar a una zona sui géneris las ideas de Neutra acreca de la arquitectura y el ambiente natural que le rodea.
Su residencia personal, la primera que se levantó en el impresionante paisaje del Pedregal de San Ángel, es un claro ejemplo de congruencia entre la teoría y la práxis. Cetto observó un respeto primordial tanto para con la conformación de la lava volcánica, como hacia la vegetación propia del lugar, de modo que el edificio no se impone arbitrariamente en el paisaje.
Asociado con el Arq. Jorge Rubio proyectó el conjunto vacacional de San José Purúa. De nuevo en esta importante obra, la conservación del paisaje fue el factor principal para disponer el diseño.
Cabe lamentar que la lección dada por Max Cetto en Jardines del Pedregal pronto se olvidó. Por otra parte, la crítica y la historia de la arquitectura mexicana encontraron en él un expositor autorizado.

Publicaciones propias

Libros

  • Moderne Architektur in Mexico, Stuttgart, 1960.
  • Modern Architecture in Mexico, Nueva York, 1961.
  • Knaurs Lexicon der Modernen Architektur, Múnich, 1963.
  • Traduce al Alemán: Candela und Seine Schalen, de Colin Faber, Múnich, 1965.

Obras representativas

Entre su obra se cuentan: escuelas, hospitales, fábricas, centros deportivos, casas habitación, hotel, etc.
Algunos ejemplos de su trabajo son:
a) En Fráncfort, Alemania:
  • Molino de carbón para la Central Eléctrica (1929)
  • Escuela de Cocina (1933)
b) En México:
  • Hotel San José Purúa (Jungapeo, Michoacán), (1940) (En colaboración con el Arq. Jorge Rubio)
  • Varias casas habitación en Tacubaya
  • Casa en la calle de Guerrero en San Ángel
  • Casa para el pintor Wolfgang Paalen en San Ángel
  • Casa para el pintor Rufino Tamayo (Col. Anzures, México, D.F.
  • Estudio para el pintor Rufino Tamayo
  • Casa en Tequesquitengo, Morelos (Fines de los cuarentas)
  • Casa Max Cetto (ubicada en la calle de Agua #130 en el Pedregal de San Ángel al sur del D.F) (1949)
  • Casa en Av. de las Fuentes, también en San Ángel (En colaboración con el Arq. Luis Barragán Morfín)
  • Edificio de talleres para artistas en el Parque Melchor Ocampo
  • Casa para el pintor Roberto Berdecio donde el respeto de la ecología fueron marcadamente influyentes para la arquitectura mexicana contemporánea
  • Tenería Temola, Cuautla, Edo. de Morelos
  • Club Alemán de México (1970-1979)






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La filosofía del "Tren de la vida"

 

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El Tren de la Vida

 
La vida se asemeja a un viaje en tren. Con sus estaciones y cambios de vía, algunos accidentes, sorpresas agradables en algunos casos, y profundas tristezas en otros…

Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con nuestros padres, creemos que siempre viajarán a nuestro lado…  Pero en alguna estación ellos se bajarán dejándonos seguir el viaje, de pronto nos encontraremos sin su compañía y su amor irreemplazable...

No obstante, muchas otras personas que nos serán muy especiales y significativas, se irán subiendo al tren de nuestra vida...  Nuestros hermanos, amigos y en algún momento, el amor de nuestra vida...

Algunos tomarán el tren, para realizar un simple paseo… Otros durante su viaje pasarán por momentos de oscuridad y tristeza… Y siempre encontraremos quienes estén dispuestos ayudar a los más necesitados…

Muchos al bajar, dejan un vacío permanente… otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon sus asientos...

Es curioso ver como algunos pasajeros, aún los seres queridos, se acomodan en coches distintos al nuestro… Durante todo el trayecto están separados, sin que exista ninguna comunicación… 

Pero en realidad, nada nos impide que nos acerquemos a ellos si existe buena voluntad de nuestra parte…  De lo contrario, puede ser tarde y encontraremos a otra persona en su lugar…

El viaje continúa, lleno de desafíos, sueños, fantasías, alegrías, tristezas, esperas y despedidas...  

Tratemos de tener una buena relación con todos los pasajeros, buscando en cada uno, lo mejor que tengan para ofrecer. En algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos… pero recordemos que nosotros también, muchas veces, titubeamos y necesitamos a alguien que nos comprenda.
El gran misterio para todos, es que no sabremos jamás en qué estación nos toca bajar. Como tampoco dónde bajarán nuestros compañeros de viaje, ni siquiera el que está sentado a nuestro lado.

A veces pienso en el momento en el que me toque bajar del tren. ¿Sentiré nostalgia, temor, alegría, angustia...?  Separarme de los amigos que hice en el viaje, será doloroso y dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste. Pero me aferro a la esperanza de que en algún momento, tendré la gran emoción de verlos llegar a la estación principal con un equipaje que no tenían cuando iniciaron su viaje.

Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré para que ellos crecieran y permanecieran en este tren hasta la estación final.

Amigos…hagamos que nuestro viaje en este tren tenga significado, que haya valido la pena.

“Vivamos de manera que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje lindos recuerdos a los que continúan viajando en el Tren de la Vida”

FELIZ VIAJE!!!